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BIOGRAFIA
Helena Benítez de Zapata, llamada afectuosamente Helen, por sus familiares y amigos admiradores, nació en la próspera y alegre ciudad caldense de Riosucio, el 26 de Junio de 1915, en el hogar de los esposos Manuel Benítez y Edelmira Trejos. Su padre ejerció el periodismo como fundador y director de El Deber, primer periódico de la ciudad. Y su madre, como se acostumbraba en la época, se dedicaba a las actividades hogareñas. Ella era una mujer muy piadosa y eso debió influir, para que Helena, después de estar estudiando en el colegio de las Hermanas Vicentinas donde hacía parte del coro, decidió ingresar al convento, a sus tempranos 15 años. Allí fue “bautizada” con el nombre de Sor Blanca y con su espíritu festivo y su linda voz, despertó entre las compañeras de comunidad la afición por la música, participando entusiastas de los coros que ella conformaba. En ese medio solo estuvo tres años, pués las directoras de la comunidad conceptuaron que esa no era actividad para ella. Así Helen regresó a su hogar, en el cual disfrutaba escuchando a su abuelo Francisco tocando el piano, y aficionándose a este instrumento, no perdía la oportunidad de hacer pinitos en sus teclas. Esto le mereció que su abuelo le obsequiara un piano, el primero que ella tuvo.
Estando en su hogar, Helena sintió el deseo de enseñar, y se dedicó a la docencia con niños en la vecina ciudad de Quinchía. Con esta actitud, Helena empezó a demostrar su carácter independiente y su interés porque la mujer pudiera forjarse sus propios caminos. Y cuenta Alba Lucía, una de las hijas de Helen, que fue en una fiesta que sus padres organizaron estando en Anserma, cuando conoció a Jorge López Santacoloma, un apuesto joven, de mediana estatura y absolutamente encantador. Y como era de esperarse allí surgió un fuerte enamoramiento que perduró a pesar de la fuerte oposición de las familias de ambos jóvenes. Y en contra del mal ambiente que los rodeaba, pudo el amor y decidieron casarse “al escondido” después de tres meses de noviazgo, en una población de nombre Guática, conformando su entrañable familia. Y a ella llegaron sus hijos Jorge Iván, Olga Victoria y Omar ya fallecidos y Alba Lucía. De esa familia formó parte siempre la Nana, de nombre Emiliana, a quién Helena conoció en el convento y se convirtió en el Angel guardián de Helen y sus hijos y la acompañó hasta el fin de sus días. La familia se trasladó a vivir a Manizales, donde Helena se inició en el periodismo radial dirigiendo el programa Radio y Revista Educación y vinculándose al Diario La Patria.
Tristemente, en el año de 1949, Jorge el papá consiguió un trabajo en la construcción de la carretera de Puerto López a Villavicencio y pidió a su esposa que viajara a esta última ciudad. Pero el encuentro no se logró, pues a causa de la terrible violencia que existía entre las corrientes políticas del momento, Jorge falleció en medio de un ataque de la guerrilla que acabó con toda la cuadrilla de trabajadores. Nunca se encontró su cuerpo, causando en Helena, la amorosa esposa, el dolor más grande de su vida, pues Jorge era su gran amor. Esa ausencia y ese recuerdo se convirtieron en la más tierna y nostálgica inspiración para la compositora. Para destacar, ese bellísimo tema que dice en una de sus estrofas: “Te fuiste así, destrozando en tu partida mi ilusión
Te consagré, lo más grande de mi amor y de mi ser.
Te fuiste así, arrancándole a mi vida su calor,
y llevándote contigo el corazón, que te entregué”.
Esta agobiada y amorosa canción fue interpretada bellamente por Helenita Vargas, con gran éxito.
Esos dolorosos momentos fueron asumidos con enorme fortaleza por Helen, quién debió encargarse de su amada familia. Y tres años después de la partida de Jorge López, el amor llegó de nuevo a su puerta y ella lo aceptó, en la persona de José Zapata, un hombre extraordinario, qué aceptó, por ese inmenso amor que sintió por ella, compartir sus actividades y su vida. Y fue para ella un gran apoyo y un gran compañero. José era dueño de una magnífica voz que le valió ser contratado en importantes emisoras. Con él, tuvo una hija, María Helena, que acrecentó el número familiar. A partir de ese momento, se incrementó la actividad de Helena, ocupando la dirección de Bellas Artes y la secretaría de Empresas en la gobernación del General Gustavo Sierra Ochoa, durante la presidencia de Gustavo Rojas Pinilla. Aunque no conocía las técnicas de mecanografía ni taquigrafía, ella con su improvisación y su magnífica memoria, se desenvolvía con solvencia en dichos cargos. Además también se desempeñaba en dos programas en Radio Manizales, uno dedicado a los niños y otro denominado Radio Revista Educación.
En algún momento, durante su vinculación en la gobernación de Caldas, el General anunció a Helena, que por primera vez en la historia, se iba a nombrar una Alcalde del sexo femenino y que sería para Riosucio. Para ella fue una gran noticia, pués siempre había trabajado por los derechos y la independencia de la mujer. Al inquirir por el nombre de la elegida, su sorpresa fue descomunal al escuchar su propio nombre. Así Helena, a sus 39 años, se convirtió en la primera Alcalde mujer en la historia de Colombia. Su hija Alba Lucía, comenta con humor, que fueron momentos muy especiales para ella y sus hermanos, pués tenían una serie de prerrogativas por ser los hijos de la Señora Alcaldesa. En ese importante cargo, Helena desarrolló importante labor con construcciones de vías, de Escuelas, refacción de Bibliotecas, mejora de hospitales y ante todo una gran lucha por el adelanto de la cultura de la ciudadanía.
Muy inclinada a los cambios, Helena decidió viajar a Cali y así lo hizo en el año de 1957, radicándose en la capital del Valle con toda su familia. Con su espíritu emprendedor, consiguió vincularse al periódico El País, en la dirección de la página social y escribiendo una columna que tituló India Catalina, en la cual se refería al tema de los reinados, y participando también activamente en los diarios Occidente y El Pueblo. Desde estos espacios se dedicó a trabajar por los derechos de la mujer, fungiendo como vocera de Caldas y uniéndose a un grupo de señoras que trabajaban también por estos objetivos, colaborando en la obtención del importante logro del derecho al voto femenino en el mes de diciembre de 1957.
Helena también dedicó parte de su tiempo a la escritura, con libros como “Del paraíso al infierno", que trataba el tema del secuestro de un familiar, Carmen la loca, acerca de la prostituta del pueblo, “Mi vida en estaciones”, una autobiografía y ”Marinela” con notas autobiográficas, encontrada esta última después de su muerte.
Helen La Compositora.
Helena compuso desde siempre. Desde el momento en que participaba en los coros y otras actividades musicales, elaborando rimas y coplas, hasta el momento en que la tragedia con la muerte de su primer esposo, le desbordó la inspiración con Te Fuiste y Tristezas, y empezó a componer canciones basándose en situaciones de la vida real que la marcaban. Y aunque en forma empírica, pues no tenía conocimientos de música, solo su magnífico oído, logró interpretar temas acompañándose con la guitarra, y del piano se valía para tocar sus composiciones, haciéndose pasar por una intérprete muy cultivada. Su nieta Ana María Agudelo, dueña y directora de Arts Nova, una Academia de música y baile, siempre se mostraba sorprendida por la habilidad de Helen en el manejo de esos instrumentos. Pero la época más fructífera como compositora fue durante su residencia en Cali. Allí compuso Búscame, La Vida en estaciones, Desilusión, Si no te vuelvo a ver, Amor en Vacaciones, y muchos otros que fueron interpretados por cantantes amigos como Fausto, Helenita Vargas, Olimpo Cárdenas, Francesco, Mireya, Ruth María Castañeda y Billy Pontoni entre otros. Su fascinación por las Plazas de toros, con su colorido, su alegría y ese ambiente peculiar y fiestero la llevó a colaborar con el compositor de Feria de Manizales para que al poema le pusieran música convirtiéndolo en el Himno de la Feria de Manizales. Posteriormente en una oportunidad que asistían a una corrida en la plaza de Cañaveralejo, de Cali, su hermana le sugirió que le hiciera un himno a su feria, surgiendo en una tarde sentada frene al piano, el bellísimo pasodoble Feria de Cali, que participó y ganó el concurso para escoger el himno de la Feria, el que suena hermosamente en las corridas que se efectúan en el coso de Cañaveralejo. Luego los bugueños le solicitaron un pasodoble para su ciudad y les brindó Buga, la Ciudad Señora. Así mismo compuso también un pasodoble para Riosucio, su pueblo natal.
A los 85 años, se inició el declive de su salud, con demencia senil, pero que en ella se sentía menos fuerte por su alegría y su espíritu festivo, que le permitió participar hasta el final de su vida, de la intensa actividad social que siempre la caracterizó. Siempre entonando sus canciones, que recordaba, a las que les hacía su segunda voz, pués su prodigiosa memoria la acompañó por siempre.
Helena Benitez de zapata, nuestra inolvidable Helen, murió el 5 de Junio del 2009, veinte días antes de cumplir sus 95 años, dejando una huella imborrable entre sus familiares y amigos que la recuerdan con aprecio e inmenso cariño. El legado de Helena seguirá vivo en sus canciones y en sus importantes ejecuciones, en cada envestida del toro sobre la arena de la plaza, en cada mujer que lucha y seguirá luchando por sus derechos, en su obra literaria y en su vitalidad y alegría que nos acompañará siempre.